Al festejarse hoy el Día de la Enfermera quedó al desnudo la situación laboral de quienes se dedican a esta noble actividad, reflejo de lo que se vive en las otras actividades profesionales en nuestra entidad, en lo que al sector público se refiere.

Basificaciones y homologaciones salariales son las constantes demandas no sólo de los enfermeros y enfermeras, sino también de médicos, anestesiólogos, dentistas, camilleros, y demás quienes forman parte de la planta labora del sector salud.

Sin cuarta transformación y con cuarta transformación, lo cierto es que el sindicalismo charro sigue presente y haciendo de las suyas, acaparando las plazas laborales para familiares y amigos, afectando sobre todo la calidad del servicio a la población. La discrecionalidad con que se lanzan las convocatorias para las nuevas contrataciones dan cuenta de ello.

No nos explicamos, por ejemplo, por qué no se ha podido normalizar el servicio de Especialidades en los hospitales del sector público, llámese IMSS, Issste y Hospitales Generales. Son muchos los pacientes derechohabientes que han tenido que pagar en clínicas privadas para tratarse su enfermedad porque simple y sencillamente en aquellos no se les atiende, so pretexto de una sarta de excusas.

Y si nos vamos al tema de los medicamentos, el surtido de las recetas sigue siendo una problemática en espera de solución, sobre todo para aquellos que tienen su tratamiento para enfermedades crónicas degenerativas.