PARADIGMA-¿Unidad o democracia? Destacado

Escrito por  Alejandro Luna Ibarra Mar 11, 2019

 

El SNTE “está de regreso”: Edén; ¿a dónde andaba?

 

El secretario general de la sección 27 del SNTE, Edén Inzunza, está realizando desde hace varios días una jornada de información y acercamiento con los maestros por todo el Estado. Una réplica del trabajo de Alfonso Cepeda a nivel nacional. El discurso de Edén parte de reconocer todo lo que el magisterio les gritó en los seis años anteriores –y que no escucharon— y promete, ahora sí, hacer todo lo que no hicieron en el sexenio anterior: defender los derechos de los maestros, asegurando que “el SNTE está de regreso”. ¿De regreso? ¿De dónde? ¿Se había ido a alguna parte? Si el SNTE estuvo ausente ¿Por qué sus dirigentes estuvieron cobrando durante los seis años anteriores? ¿O es acaso es cierto que, ante la dificultad para hacer su trabajo sindical esencial durante seis años, negociaron con el gobierno dedicarse a hacer lucrativos negocios personales?

Edén demostró, desde el principio, ser un buen gerente de sucursal del SNTE. Tenía el perfil “idóneo” para hacer todo lo que le mandaban sus jefes Malova y Juan Díaz y después Cepeda y Quirino (Ya no es como en los buenos tiempos de Elba Esther cuando había una sola jefa). En ese sentido, hay que reconocerle a Edén que hizo un excelente trabajo. Juan Díaz y Malova convinieron en ponerlo para neutralizar el escándalo del robo del dinero del SIAP. Edén había sido el representante sindical encargado de recibir y neutralizar las quejas de los maestros por las diferencias en los pagos que había hecho el banco. Y ya como dirigente, encargado de que no prosperara la demanda enderezada por un grupo de maestros contra Malova ante la PGR. Edén hizo tan bien su trabajo que desde que llegó a la secretaría general se prohibió hablar del tema en la sección 27, orden que siguió al pie de la letra, el primer lugar, Segismundo Mendívil, responsable de asuntos jurídicos.

Sin embargo, eso es historia antigua. Lo nuevo es que Edén reconoce que en el sexenio anterior se perdieron muchas prestaciones laborales (aunque no dice que las dirigencias del SNTE no hicieron nada para defenderlas) y que ahora sí hay que luchar para mejorar las condiciones de vida del magisterio. Cuestiona la decisión de los maestros que han formado otros sindicatos magisteriales, como en Veracruz y con Félix Mendoza como testigo, cuestiona prácticas caciquiles como “el besamanos” que se practica en la sección “de enfrente” y que “nosotros no compartimos” y pide la unidad del SNTE. Pero la unidad no se vende como latas de atún ni de sardinas ¿?

En su discurso Edén dice todo lo que los maestros quisieron escuchar durante seis años pero le gana la inercia y pondera el discurso de la unidad. La unidad con que Juan Díaz sometió al magisterio bajo las órdenes de Miguel Ángel Osorio Chong. Unidad para apoyar la reforma que los humillaba. Unidad para avalar el despojo de sus derechos. Unidad sumisa y obediente. Unidad o despido. Y ahora, se pretende la unidad del magisterio con la burocracia que los traicionó. Pues es la única forma de salvar el pellejo.

Edén pretende ponerse en el camino de la cuarta transformación, pero no ha entendido que el discurso presidencial no es de unidad sino de democracia. Que lo que el magisterio votó el primero de julio no fue la unidad sino la democracia. La elección libre de sus dirigentes y no la imposición de unidad simulada en el modelo neoliberal.

El dirigente seccional no entiende que lo que el presidente y los maestros de México están pidiendo es democracia, no unidad. Es decir, van en contra del discurso de la unidad que busca estandarizar, eliminar las individualidades; que ha servido como instrumento de control para someterlos y humillarlos a conveniencia de los grandes intereses de poder transnacionales.

La unidad auténtica sólo puede ser producto de la democracia. Es decir, primero la expresión libre de la voluntad del magisterio mediante el voto universal, directo y secreto y el inicio de un proceso de transformación cultural hacia la práctica de la democracia. Es decir, no sólo ir a votar, sino acostumbrarse a opinar, discutir, reflexionar y tomar decisiones, lo que en esencia implica pulverizar la unidad. Y es hasta que se lograr individualizar la democracia cuando se puede caminar hacia la construcción de la unidad en la diversidad… de otra manera sería simulación y/o manipulación… Entonces, primero democracia. Después, unidad.

Se desvanece el sueño de morenistas…

El problema de Morena sigue entrampado. La oposición purista, dominada por ideólogos y utopistas de izquierda de la vieja guardia siguen persiguiendo su sueño de los años 70s y no aceptan la posibilidad de ceder espacio a los neo opositores activistas de los 90s y menos a los pragmatistas y advenedizos del presente. Sin embargo, la mayoría de los utopistas que reclaman derecho de antigüedad para dirigir Morena no quieren arriesgar el cuero y pretenden hacerlo todo por redes sociales desde la comodidad de la sala de su casa. Por un lado, la mayoría tienen el sustento resuelto y eso les permite un grado de confort  (que ellos mismos definirían como pensamiento “pequeñoburgués”) que no quieren arriesgar pero su habilidad discursivo-ideológica utopista les permite bloquear cualquier iniciativa que no compartan. Ya no tienen deseos ni energías para construir un movimiento social, pero se oponen a cualquier iniciativa que no se ajuste a sus sueños de los 70s. Pero por otro lado, efectivamente, como ellos afirman, hay muchos oportunistas identificados con el viejo régimen que se quieren montar en la ola, y tienen razón. Sin embargo, esta indefinición tiene entrampada la marcha del proceso de construcción de la nueva organización que ya debería estarse preparando para construir la oferta política que alimente a los próximos gobiernos… Sin embargo, si no logran ponerse de acuerdo pronto, van a generar una crisis que termine destruyendo la única oportunidad de su vida de participar en la construcción de su sueño revolucionario.

Alejandro Luna Ibarra