32 millones de mexicanos se han infectado de coronavirus Destacado

Escrito por  Redacción Dic 19, 2020

Raúl Rojas, científico de la Universidad de Berlín extrapola a una cifra real el dato de la Encuesta Nacional de Salud Pública de que el 25% de la población ha tenido covid: 32 millones de personas, de las cuales 70% han sido asintomáticas.

La Secretaría de Salud en México es verdaderamente un ente ambivalente, como el dios griego Jano, con sus dos caras. Desde el principio, el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell, ha reportado cifras de contagios y decesos por Covid-19 que han sido criticadas por ser parciales y por alimentar una narrativa maquillada de la epidemia en curso. Sin embargo, hay también funcionarios en el sistema de salud público que sin hacer ruido han continuado haciendo su trabajo, al margen del glamour televisivo de las conferencias diarias vespertinas, y cuyos resultados reflejan mucho mejor la realidad que vive el país.

Es el caso de la “Encuesta Nacional de Salud Pública”, realizada cada año por el Instituto Nacional de Salud Pública y cuyos resultados preliminares para 2020 se acaban de dar a conocer (Ensanut COVID-19).

Para la encuesta se entrevistó a 9,400 personas de agosto a noviembre de este año y se les tomó una muestra de sangre para hacer una prueba de anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2.

Extrapolando los resultados de las primeras 7,098 muestras se desprende que 25% de los mexicanos ya se ha infectado con el virus, lo que representa alrededor de 32 millones de personas en todo el país. El 70% de ellas ni se percató del contagio, ya que no presentaron síntomas. Pero hay que recordar que personas que no exhiben síntomas pueden también transmitir el virus.

Esta estimación estadística, respaldada con pruebas de laboratorio, confirma que México no es la gran excepción a nivel mundial respecto al índice de mortalidad por Covid-19. En diversos estudios se han comparado los índices de mortalidad en muchos países y aparentemente el 1% de mortalidad refleja bien la realidad mundial, es decir, de cada 1000 contagiados por Covid, 10 personas fallecen. En el caso de México, el exceso de mortalidad con respecto a 2019 sería de unas 250 mil personas hasta fines de noviembre, así que la tasa efectiva de mortalidad sería de alrededor de 0.7%, es decir, de cada mil infectados fallecen siete.

 No se puede exagerar la importancia de la encuesta aquí comentada. Si se quiere combatir una epidemia hay que contar con información certera y con estimaciones estadísticas basadas en datos sólidos.

En México se aplican muy pocas pruebas y por eso incluso personas que fallecen no son clasificadas como decesos causados por Covid, aunque el acta de defunción contenga todos los síntomas de la enfermedad. Se ha mandado a los enfermos a sus casas sin una prueba de Covid, y si fallecen ahí o apenas habiendo regresado al hospital, no cuentan para la estadística de todos los días, que se convierte en algo así como la “verdad histórica”.

Recordemos que seis ex secretarios de Salud de México hicieron 14 recomendaciones urgentes en su escrito “La Gestión de la Pandemia en México”, publicado en septiembre pasado.

La tercera recomendación era: “Es preciso ejecutar una campaña nacional de pruebas… todo lo amplia que nos sea posible para alcanzar un nivel de representatividad suficiente y conocer el movimiento real que el nuevo coronavirus ha desplegado en la sociedad mexicana”. Es decir, exactamente lo que estaba haciendo el Instituto Nacional de Salud Pública sin que esa información se hubiera difundido. Pero, ¿cuál fue la respuesta del subsecretario Hugo López Gatell a este intento serio por hacer recomendaciones ciudadanas ante los efectos de la epidemia? Se mofó de los seis ex secretarios y calificó la propuesta que hacían de una confinación de ocho semanas, como se ha hecho en otros países, de ser una “fórmula mágica” que deberían “patentar”. Los acusó de tener vinculaciones con partidos políticos y desestimó las propuestas, ridiculizándolas.

Pero no hay nada más terco que la realidad y esta se impone al final. Instituciones como el Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) junto con el INEGI han publicado tablas de exceso de decesos en 2020 en México, comparando contra los decesos en el mismo lapso en 2019. Estos datos indican que, en 2020 hasta principios de noviembre, 217 mil personas habían fallecido adicionalmente a las esperadas bajo condiciones normales. Esos datos, sin embargo, están aún incompletos ya que varios estados de la República no han entregado toda su información. Utilizando una aproximación estadística se puede inferir que el exceso de fallecimientos hasta el primero de diciembre ya era de 250 mil personas, lo que se reconocerá cuando todos los datos estén completos.

En esa lucha de todas las noches entre la testaruda realidad y los “datos oficiales”, la realidad está logrando salir a la luz. Este es el estado actual de la contienda entre lo que se dice y lo que sucede:

Las conclusiones que podemos sacar de esta comparación de datos son:

1) No haber aplicado suficientes pruebas de Covid-19 desde el principio ha sido el pecado original que ha alimentado la miopía pública y privada frente a la epidemia.

2) La sociedad civil se ha esforzado por hacer propuestas que son congruentes y que en parte han sido implementadas por funcionarios trabajando en el sistema de salud mexicano. Ese es el “estado profundo” del que tanto se ha quejado Donald Trump. Así es, existen funcionarios que actúan conforme a su deber y que no maquillan cifras.

3) La versión optimista y miope de la epidemia llevó a errores descomunales. Recordemos que se anunció el pico de la epidemia para el 7 de mayo. Que se le puso fecha al fin de la epidemia en la Ciudad de México (el 25 de junio) y que después se extrapoló esa fecha a todo el país. Recordemos que se pronosticaron 6 mil decesos en total y que 60 mil serían algo inesperado y “catastrófico”. Que sólo muy tarde se llegó a recomendar algo tan simple como utilizar cubrebocas. Ha sido un fracaso descomunal del responsable principal de gestionar las medidas contra la epidemia.

Pero hay un problema de fondo que ha llevado a esta situación. Desde la cima del poder político se ha tejido la narrativa interesada de un avance inexorable de la prosperidad y felicidad de los mexicanos. La epidemia se atravesó en el peor momento posible, cuando ya la economía mexicana había dejado de crecer. Y aunque la epidemia no es responsabilidad de ningún gobernante, sí lo son las medidas de contención o de no contención que se adopten. Todo esto derivó en una gestión más política que técnica de la crisis de salud. Hubo quien se doblegó a trabajar de esa manera. Y hubo quien no lo ha hecho y que contribuye a abrirle los ojos a la población.

Desgraciadamente los cálculos estadísticos que desde mayo he publicado en estas páginas se han visto verificados, uno tras otro, cuando han aparecido los datos de actas de defunción y ahora la encuesta de salud.

La recomendación número 14 de los ex secretarios de salud, en septiembre, es especialmente pertinente ahora, que ya el 25% de la población se ha contagiado: “Preparar la logística de vacunación… esto requiere una planeación adicional en el sistema de salud que prepare su resguardo y la distribución justa y eficiente de tratamiento y vacuna entre la población mexicana.”

No hay otra alternativa.

COMPARACIÓN DE DATOS

1 Millón 122 mil contagiados y 106 mil decesos por Covid había en el país hasta fines de noviembre, según las cifras del subsecretario de Salud.

32 Millones de contagiados y un exceso de 250 mil muertos respecto a 2019; datos reales basados en pruebas, actas y estadísticas a fines de noviembre. 

FRASE

“Aunque la epidemia no es responsabilidad de ningún gobernante, sí lo son las medidas de contención o de no contención que se adopten”. Raúl Rojas. Matemático.