Shohei Ohtani, con su característica mezcla de gracia y poder, ha escrito otro capítulo fascinante en su carrera. Como un protagonista en una novela japonesa, ha establecido una marca de franquicia con los Dodgers al impulsar una carrera en 10 juegos consecutivos. En cada encuentro, su bat resuena como una melodía recurrente.

En una noche estrellada en Chicago, Ohtani logró su segundo cuadrangular en fila, alcanzando 25 jonrones en la temporada. La bola se elevó al cielo, cruzando las fronteras de lo posible, como un sueño que se niega a desvanecerse. Este logro no sólo muestra su destreza física, sino también su inquebrantable espíritu. Al principio de la campaña, Ohtani se vio envuelto en una trama de apuestas deportivas que culminó en el arresto de sus ex traductor Ippei Mizuhara.

Ohtani dejó atrás toda distracción y se enfocó en su juego.

La transición de Ohtani a primer bate, tomando el lugar de Mookie Betts (lesión), ha sido una revelación. Su rendimiento ha mejorado, como si hubiera encontrado un nuevo equilibrio en su universo personal. Durante la racha de 10 juegos remolcando carrera, el unicornio japonés ha bateado .444/.563/1.194 con ocho bambinazos y 17 carreras impulsadas.

Los Dodgers barrieron a los White Sox, venciéndolos 4-0 en el último de la serie. Gavin Stone también brilló, completando la ruta con sólo cuatro hits permitidos y siete ponches. Stone es el primer pitcher novato de los Dodgers que completa un juego desde Hyun-Jin Ryu quien lo hizo el 28 de mayo del 2013.

La victoria fue como una sinfonía bien orquestada, en la que Shohei Ohtani y Gavin Stone fueron los músicos principales.